viernes, 29 de junio de 2007

Instrucciones para escribir una carta de amor



No le amo, en absoluto; por el contrario, le detesto, usted es una sin importancia, desgarbada, tonta Cenicienta. Usted nunca me escribe; usted no ama a su propio marido; usted sabe qué placeres sus las letras le dan, pero ¡aún así usted no le ha escrito seis líneas, informales, a las corridas!
¿Qué usted hace todo el dia, señora? ¿Cuál es el asunto tan importante que no le deja tiempo para escribir a su amante devoto? ¿Qué afecto sofoca y pone a un lado el amor, el amor tierno y constante amor que usted le prometió? ¿De qué clase maravillosa puede ser, que nuevo amante reina sobre sus días, y evita darle cualquier atención a su marido? ¡Josephine, tenga cuidado! Una placentera noche, las puertas se abrirán de par en par y allí estaré.
De hecho, estoy muy preocupado, mi amor, por no recibir ninguna noticia de usted; escríbame rápidamente sus páginas, paginas llenas de cosas agradables que llenarán mi corazón de las sensaciones más placenteras.
Espero dentro de poco tiempo estrujarla entre mis brazos y cubrirla con un millón de besos debajo del ecuador.


Napoleón Bonaparte

Péguese una ducha así cambia el humor de mierda que debe tener después de un día de laburo y a las corridas, con el celu colgando del cogote emulando a una vaca con cencerro.
Envuélvase en una bata rosa nueva, enrósquese un turbante en el marote así evita que le chorreen las mechas.
Frótese con fuerza, energía y pasión. Tal vez debería decir séquese; la palabra frotar la puede entretener más de lo previsto y corre el riesgo de perder la inspiración en el camino.
Cálcese una moma de plumitas, esa que le hace tanta cosquilla en las rodillas como para hacer reir a un mamut.
Obsérvese frente al espejo con la moma como absoluta y única vestimenta. ¡NO, así no! Mírese con amor, picardía, un poco de piedad y deje de lado el critisismo estético que es mal consejero. O sea, tal cual lo haría un obrero constructor de nacionalidad paraguaya.
Siéntese al escritorio con una pluma fuente y un papel de seda entre sus manos. ¡NO, no se vista! Si hace frío se jode.
Lea repetidamente la carta que Napoleón en estado de cachondez absoluta le escribió a su amada Josefina. ¡Un master total! ¡Un winner! Ya no quedan más estrategas del amor. Pucha digo...
Escriba las palabras mas apasionadas que se le ocurran pero sin ser soez ni vulgar. Recuerde el ecuador de Napoleón; si le gustan los zoquetitos de encaje puede besar primero la Base Marambio.
Doble cortesmente el papel e introduzcalo dentro del sobre previamente perfumado, el que obviamente tiene que ser Vía Aérea. ¡Eso es un sobre! Evite el reciclado de algún poco romántico sobrante con logo empresarial.
Póngase unas botas con taco stiletto y un saco largo arriba de la moma de plumitas. ¡No se vista le dije! Sí. Moma, sobretodo y botas. ¡NO, no piense y ejecute!
Diríjase a la estafeta postal más cercana pudiendo estar la misma un poco alejada si tiene alma de exhibicionista subliminal. Camine con paso seguro y los hombros hacia atrás aunque de vez en cuando mire donde pisa; le recuerdo que las baldosas flojas le vienen ganando por 3 a 0 a los tacos finitos.
Compre una estampilla, tómela con la punta de los dedos, saque la lengua bien grande, chúpela delicadamente; sin miramientos, chasquee la lengua y sonría
Introdúzcala en el buzón ayudándose con un seco golpecito con la punta de los dedos.
Gire enérgica y decididamente.
Espere a que llegue el cartero (vístase decentemente primero; no sea tan putona); porque a no ser que se la mande a ud misma es muy jodido que alguien hoy en día le dedique el tiempo, amor, pasión, suspiros y evocación necesarios como para sentarse a escribir cagado de frío y en calzones una puta carta de amor manuscrita en papel de seda envasado en un sobre vía aérea perfumado.


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