miércoles, 15 de abril de 2009

Fetiche

22 la espiaron


Algo nuevo, algo usado,
algo azul, algo prestado.
Y una moneda en el zapato.


Todo es cuestión de tiempo...

Cuando el momento sea el adecuado

el viento te traerá a mi lado.


Seré tu oasis y no tu tormento,

seré tu luna y vos serás mi mar.


De mi fuente beberás

y en mi playa dormirás.


Sólo hay que saber esperar.

martes, 7 de abril de 2009

Sur la mer

16 la espiaron


La única persona en el mundo que lee el spam debo ser yo, pero a veces leo cosas interesantes como ésta.

Se ha divorciado, se ha peleado con su mejor amiga, ha roto la sociedad comercial con su amigo.

Usted desea distraerse pero ya no cuenta con ellos como para compartir su próximo viaje, pero no por eso quiere perderse la maravillosa experiencia de tomar un crucero, sobre todo por que sabe que eso le ayudará a olvidar
y a conocer nuevas personas del sexo opuesto en su misma condición que están allí.
¡¡Esperando por diversión!!

Muy bien, adelante, pero no deje de leer los consejos que aquí le brindamos para poder maximizar el potencial de sus vacaciones.



Y ahí es donde le venden el crucero con tutti le fioci. Es por eso que en vistas de evitar que ud. grite ¿!Ehh che vóó, estás esperando diversión?! apenas suba a ese barco es que le voy a dar estos consejos.

Eligiendo el crucero correcto: tenga cuidado donde se sube. Se puede encontrar con una muchedumbre de jubilados europeos en ese crucero tan barato que iba para Alaska o entre una horda de gays enardecidos tirándose de bomba con slips-culo-al-aire en la pileta del crucero en Brasil.

Participe y circule: interactúe con la gente, vea cuales son las actividades que se van a realizar a bordo durante el día y trate de elegir aquellas que tengan que ver con sus afinidades; no vaya a ser que por seguir a esa morocha tetona cuyo novio la abandonó y esta emocionalmente afectada (y es materia disponible para el chamuyo fino) se vea metido en las bodegas del barco donde se dicta el curso de maquinista carbonero y hay 90 marineros junto a ella. Y junto a Ud. Si se da este caso recuerde siempre poner el upite contra la pared hasta la finalización de la clase y acuse dolor de ciático. NO se agache nunca. Repito: no se agache. Recuerde la segunda parte del consejo y circule (tan rápido como pueda y siempre sosteniendo sus pantalones por la pretina). Si es mujer por el contrario, baje a la bodega del barco munida de unas copas y una botella grande de champagne al grito de SSabórrrrrrrrr AAzúuuucaaa!!

Solicite la mesa correcta: vaya enterándose de que comer solo es un embole y si no habla con el maitre para ver donde cornos le toca sentarse seguramente termine en una mesa chiquita al lado del baño o, lo que es peor, sentado en esa mesa de familia tradicional que vacaciona con los 8 chicos de preadolescentes para abajo. Si este es su caso tome el plato y se sienta en la borda. No se tire todavía recuerde que tiene todo pago, espere a volver y se suicida en casa tranquilo.

Haga siempre las excursiones en los puertos: ¿Le suena la serie El Crucero del Amor? Siempre paraban en Puerto Vallarta y la gente bajaba contenta bailando al ritmo del calipso. Si por una cuestión de presupuesto tomó un crucero local y le toca bajar en Ingeniero White trate de hacerlo vestido para la ocasión: nada de bermuditas, camisita hawaiana y ojotas; si los muchachos del gremio lo ven así le van a dar para que tenga guarde y reparta. Averigue si esta incluído en el precio del crucero el servicio de enfermería. La sutura a cargo del médico de a bordo suele ser cara y por más que sea all-included ya sabemos como es eso de la letra chica.

Tómese un cierto tiempo a solas: ¿No era que había que circular y participar, no comer solo, bajar en todos lados, estar con mucha pero mucha gente para olvidar que se ha divorciado, se ha peleado con su mejor amiga, ha roto la sociedad comercial con su amigo?

Bitácora: Lleve una libretita y escriba el diario de la travesía. Le ayudará a ganar una mejor perspectiva del viaje en su totalidad, tener también un gran recuerdo de esta cuasi inenarrable experiencia y a no olvidar detalles tan necesarios. Sobre todo cuando se los tenga que contar a su terapeuta entre lágrimas y sentado de costado por los puntos que le provocaron los marineros de Ingeniero White.


¡Bon Voyage y traiga alfajores!

jueves, 2 de abril de 2009

¡O juremos!

21 la espiaron

Monumento a los Caidos en la Guerra de Malvinas

Cuando en enero de este año llegué a Ushuaia - por primera vez en mi vida a pesar de ser patagónica - lo primero que hice fue irme hasta el Monumento a los Caídos en Malvinas.

Caminé lentamente, leí todas las placas - con una media sonrisa que se podría decir que era una mueca ya que en realidad se me frunció el alma ante una realidad tan contundente - vi que la de la placa que dejaron los Kirchner está apoyada en un lateral porque alguien la sacó de su lugar, pero no la rompió ni la maltrató. Sólo la dejó a un costado, como quien deja una nota en un libro de quejas, como quien hace notar ante los demás un sentimento o una emoción. En este caso un desprecio. Un sentido de no pertenencia.

Hablando con la gente del lugar - tengo esa mala costumbre que espero no perder nunca junto a la de meterme en los bares locales por la tardecita para despuntar el vicio social y de paso tomar una cerveza artesanal - fue como me enteré de que el Monumento no es un homenaje de la Nación a sus heroicos soldados, sino que es un una muestra de reconocimiento del pueblo de la Ciudad de Ushuaia a los que supieron defender con su vida la soberanía de todos los argentinos.

La bandera que flamea a su lado se cambia todos los 2 de Abril y la ciudad la entrega en guarda a alguna institucion, ONG o Museo que se considere a la altura de las circunstancias. Se coloca una nueva, hermosa y flameante; como poniéndole el corazón a los vientos patagónicos que entran sin contemplaciones por el Canal de Beagle que se asoma entre el calado de las Islas en el concreto.

Bandera Conmemorativa de la Guerra de Malvinas en su cofre en el Museo del Fin del Mundo

Durante poco menos de una semana caminé por entre los turbales, me embarré, me tropecé con las raices de los árboles en un terreno poco amigable, me perdí en los senderos de las montañas, metí los pies en el agua de deshielo, traté de sobreponerme al frío y al viento que a veces se tornaba helado. Era pleno enero. A veces el clima y el terreno se ponían complicados y yo no estaba en la guerra.

Turbal en el camino de ascenso a Laguna Esmeralda. Valle de los Lobos

Creo que uno de los momentos más emocionantes que me tocó vivir fue la navegación del Canal de Beagle en el más absoluto de los silencios; y en la soledad de mis pensamientos encontrarme con aquellos soldados - jóvenes hombres de 18 ó 20 años - dando lucha en una guerra ilógica e irracional de la que aún le debemos el reconocimiento justo anque una vuelta a casa como se merecen.

Vista del Canal de Beagle desde la Bahía de Ushuaia

Soy de esa generación. De la que tejía en los colegios, la que embolsaba chocolates, la que escribía cartas para levantar la moral. De la generación que creía que éramos invencibles pero temblaba de miedo, lloraba y rezaba a lo loco al ver a los amigos partir rumbo al sur. Soy de la generación que vió a sus mayores donar alianzas matrimoniales para solventar una guerra sin sentido. Soy de la generación que tenía familia en Caleta Olivia y cuando hablábamos por teléfono nos contaban que era lo que sucedía y no les creíamos ¡Si estábamos ganando!

Este es mi homenaje a nuestros soldados. A aquellos soldados. Hoy más que nunca aunemos nuestras emociones cantando desde el alma y con el corazón:


¡O juremos con Gloria morir!