domingo, 10 de agosto de 2008

Pánico escénico

Tuve pánico. Un miedo atroz y cuasi desconocido.

Pero no a la muerte, sino a morirme sin haber dicho algunas cosas.

Es como una pulsión, una necesidad.

Está mucho más allá de ser un simple temor.

Pero no sé cómo decir y no digo nada.

Porque también sé que no es necesario que diga nada.

Las palabras.

Son tan promiscuas y tan inútiles.

Pobrecitas.

13 la espiaron:

Little Butterfly dijo...

Miedo?, no.. no me lo creo, es imposible para mi concebir que una mujer como vos puedas sentir miedo.

Nicolás Lucca dijo...

Hay veces que uno quisiera hacer todas las cosas juntas. Yo por lo pronto ya se que no voy a ser un futbolista profesional. Igual, antes no quería tampoco, pero es la imposición del "ya no podés" lo que genera angustia.

En cuanto a las palabras. No las subestime. Es obvio que frente al poder del silencio, no tienen comparación. Pero muchos silencios, de tan poderosos se convierten en tiranos, cuando lo único que esperamos es una palabra.

Me encanta pasar por aquí.

Bugman dijo...

No se preocupe demasiado por eso. Las palabras siempre se terminan acomodando a los recuerdos. Estoy casi seguro de tener falsas evocaciones de bellas palabras que nunca me dijeron, de epantosos agravios que nadie me dedicó.

Victor dijo...

A mi me pasa eso.

También me da vértigo lo limitadas que son las palabras y contrariamente, la potencia que tienen en algunas circunstancias. (por ejemplo en este post)

Misteriosos misterios del espíritu, que en último caso no son mas que reacciones químicas.

Saludo con el afecto que ud. se merece.

Occam dijo...

Brillante, Gabriela. Su angustia creo que es la de todos. Se llama tiempo, y aunque diga que no es miedo a la muerte, yo creo que un poco sí. Una sombra presente siempre: Tánatos.
En cuanto a su desánimo por las palabras, creo que ayudaría el quitarles su carácter utilitario, en función de un significado, para enamorarse de su forma, de su sonoridad, de su coloración, como postulaba Rimbaud.
Cordiales saludos.

Gabriela dijo...

little b soy miedosa, mucho más de lo que vos pensás, mucho más de lo que a mi me gustarìa ser. Mucho más de lo que seguramente me merezco.

brun el poder de las palabras no dichas a veces nos juega en contra y el callar se convierte en un arma de doble filo que nos desangra lentamente.
Agradezco que te guste venir de visita como quien se tira a tomar una cervecita en verano al atardecer. La idea es relajarse.

bugman un simple beso puede ser, al tiempo, una novela digna de Migré y una leve inclinaciòn torva en la mirada el mas grande de los insultos y desplantes. El imaginario evocativo de las palabras es máravilloso.

victor respeto mucho las palabras y tengo un tema semántico bastante severo. Las palabras justa en el momento adecuado puede tener la fuerza de un tornado, aunque a veces es mejor callar hasta descubrirlas.

occam por esos misterios de la rotaciòn de las palabras es que su comentario se engancha con el de bruno cuando hace menciòn al "ya no podés", donde la imposibilidad fìsica de pronunciar determinadas palabras està comandada por el reloj.

Tal vez eso sea lo que me da tanto miedo, no encontrar la oportunidad adecuada de plantarme frente al otro y dedicarme sòlo a despuntar el vicio de DECIR lo que siento.


Saludos y gracias!

RELATO DEL PRESENTE dijo...

Tengo una lista tan larga de cosas para hacer antes, que lo más probable es que no llegue a hacer ninguna, o palme en la fatiga

Mensajero dijo...

Soy esclavo de las palabras.
Me dejo gobernar serenamente por ellas.
Acaso podría evitarlo?
Para los budistas se trata de callarlas sin oponerles resistencia, dejando que sigan de largo.
Para nosotros, occidentales más o menos influenciados por el psicoanálisis, se trata de hablarlas para que sintenten algún tipo de equilibrio con el animal que somos y del que nos separa "el muro del lenguaje".
Si Dios es el lenguaje, atragantarse con lo no dicho vendría a ser una especie de pecado.
Muy pero muy lindo post.

Mensajero dijo...

Veo que de un error de tipeo surgió el neologismo "sintenten". Lo dejo, me gustó mucho. Saludos.

Gabriela dijo...

relato la lista es lo importante, no si se realiza o no.. eso quedarà para otra oportunidad: el deseo no satisfecho.

mensajero entre que soy de darle vuelta a las palabras y el análisis ando que hasta me da miedo decir hasta donde viajo en el bondi.

Su neologismo me agradò: sintenten: cruza de síntesis con intento de alcanzar el èxito.

Si las palabras no dichas son un pecado me parece que mañana me toca misa y confesionario con garbanzos, gracias a Dios hago terapia y ando como más distendida en el silloncito pero es casi lo mismo.

A veces duele darse cuenta de que lo que uno no dice pesa como achidente dentro del corazòn.

saludos!

Mr.Halls dijo...

Pobrecitas aquellas lenguas que no se atrevan a pronunciarlas...
Salvo que decidan callarlas, entonces, ese silencio puede ser sublime.
El miedo, como el silencio, no es sonso...
¡Si a veces nos salvan la vida!

Un beso vociférico.

J.- dijo...

QUE BUENA REFLEXION UNA DE LAS MEJORES QUE HE LEIDO...
y las palabras tienen eso...su mejor virtud es su peor vicio.


te quiero gab

Gabriela dijo...

negro me alegro de que siga contento. Esto de las palabras que ud. ha dicho y yo he callado lo hemos hablado en alguna oportunidad. Ud riendose de mis silencios y yo rogàndole que por favor no me diga ESO.

Ambos hemos salvado nuestras vidas con esas actitudes y hoy en dìa tenemos la mala costumbre de reirnos al unìsono y vociféricamente.

jujuraz con vos no tengo que callar ni hablar ya que con sòlo evocarte sabès perfectamente lo que siento cual vil sister virginiana. Quièrote, y aunque eso tambièn lo sabés es una de las cosas que no debemos callarnos nunca.