miércoles, 27 de febrero de 2008

Instrucciones para armar una valija

11 la espiaron


1- Vístase tres o cuatro veces de adentro hacia afuera y de abajo hacia arriba acorde a las condiciones climáticas del destino elegido. Vístase mentalmente - entendió esto, no? No ande como un yeti por la casa; se va a cagar de calor y es bastante incómodo a la hora de atender el teléfono.

2- Acomode todo sobre la cama y vea que al menos combinen mínimamente los estilos y colores. Meta todo el bollo de ropa en la valija. Las medias y ropa interior utilícelas para rellenar las esquinas o adentro del calzado así no se le abollan las puntas y los empeines del mismo. A su retorno dicho espacio será utilizado por todo tipo de estupidez que compre; lo frágil lo puede meter en el bollito de medias y las medias dentro de los zapatos, los zapatos en el rollo de los jeans o los pullóveres y así sucesivamente vaya armando la mamushka, digo la valija.

3- Cierre el cierre * y ponga el candado en su lugar (no haga como yo que lo dejé colgado de un sólo cosito ** y me la pasé soñando todo el vuelo con mis momas danzando en la cinta transportadora de equipaje y la valija toda despachurrada a la vista de 100 personas que ni sé que número de calzado usan).

4- No se olvide la plata, tarjetas de crédito y los documentos ya que estos implementos le permitirán comprarse un nuevo bolso más la ropa y calzado que realmente necesitará porque no le embocó ni a una sola prenda.



Cuestionamientos al márgen

* Me gusta más la palabra inglesa zipper pero es lo casi mismo zip the zipper que cierre el cierre ¿Tal vez cierre el zipper?
** ¿Cómo se llama el cosito que circula de ida y vuelta por el cierre? me resisto a pensar que se llama cierre ya que es el nombre del todo y no creo que se ostente un nombre tan de perogrullo como cosito que circula de ida y vuelta por el cierre. Ni
Podeti lo tiene el su Enciclopedia Mundial del Coso

martes, 26 de febrero de 2008

Evocando

0 la espiaron


En los claustros del alma la herida
yace callada; mas consume hambrienta
la vida, que en mis venas alimenta
llama por las medulas extendida.

Bebe el ardor hidrópica mi vida,
que ya ceniza amante y macilenta,
cadáver del incendio hermoso, ostenta
su luz en humo y noche fallecida.

La gente esquivo, y me es horror el día;
dilato en largas voces negro llanto,
que a sordo mar mi ardiente pena envía.
A los suspiros di la voz del canto,
la confusión inunda l’alma mía:
mi corazón es reino del espanto.

Francisco de Quevedo - Soneto En los claustros del alma la herida.



Soledad diluida
dibujada en el aire
en forma de humo
de los mil cigarrillos
que habitan en mí.

Interpongo la copa
giro los ojos al sol.
Garabato flotante
de los mil recuerdos
que habitan en mí.

sábado, 23 de febrero de 2008

Decálogo de pequeñas virtudes cotidianas

6 la espiaron


Después de unas cuantas charlas con los hombres que me rodean en mi vida social - esos seres llamados amigos - a lo que he torturado con la preguntonta ¿Qué es lo que buscan los hombres en una pareja o en una mujer? he descubierto que hay una respuesta que es denominador común Que no nos rompan los huevos, a lo que se puede agregar en forma de segunda opción o añadido descolgado (corolario es como mucho) Que nos atiendan bien.

Aquí detallo un pequeño decálogo de virtudes cotidianas que creo las mujeres deben poseer como para cumplir con estos requisitos. Esto roza la autocrítica porque creo que son pavadas con las que yo cuento y con esto hago mi pequeño aporte al no rompimiento de pelotas masculino.

1- Te manejas en la cocina como Chichita de Erquiaga. En un tris tras te amasás unos fideos con osobucco para 6.
2- No te duele depilarte con cera además de no ostentar pilosidades extremas y no correr trás la depiladora compulsivamente al grito de no puedo tener sexo/ir a la playa/pileta/casamiento/cumpleaños/etc con ESTOS PELOS.
3- Archivas papeles como una secretaria ejecutiva y siempre sabés donde está el control remoto. De aquí se desprende una interesante conclusión: el hombre tiene dos manos por el simple motivo de que una la usa para despegarse la fimosis mientras con la otra cambia de canal.
4- Cuando salgas con amigos disfrutarás tener charlas de hombre a hombre y mirar mujeres. A todas las minas que vean por la calle les espetarán apelativos del estilo Yegua, que Dios te conserve ese trotecito mientras emulan a Linda Blair haciendo gala de una ausencia de tortícolis que aterra y a vos te dirán - en el mejor de los casos - Gladys alcanzame una birra sin siquiera mirarte de reojo.
5- En media hora podes estar lista para salir, duchada, vestida, brushinada, perfumada y con la cartera en la mano. Además usar poco maquillaje (a mi edad es un mérito no andar pintada como una puerta).
6- Podes dormir con la persiana alta, baja, media o sin persiana y tbm en un sillón-cama. No te molestan ni la luz, ni los ruidos ni los ronquidos.
7- Tomas mate como venga, amargo, dulce, con miel o con chuker anque tereré.
8- Tu casa es vi luz y subí para los amigos. A cualquier hora tocan timbre y esta todo más que bien.
9- Sos limpita y ordenada. Él puede no serlo y esto no es motivo de enojo. Si vos sos así es TU problema.
10- Sos tan adaptable como una almohada de siliconas. Five o'clock tea en el Roof Garden del Alvear o picnic en patas en el río dá lo mismo y podés ir vestida de igual manera.

jueves, 21 de febrero de 2008

Magia de la Naturaleza

4 la espiaron

Cuando improvisé mis vacaciones (no quiero decir organizar... habráse viso semejante pretensión) lo único que sabía era que quería dos parcitos de cosas:

1.- Estar tranquila.
2.- Estar mucho más tranquila todavía.
3.- Reirme mucho. Me lo merezco al menos una vez al año.
4.- Vivir cosas nuevas. Probar cosas nuevas. Bah... escaparle a la rutina que le dicen. Con decirles que casi me le animo al buceo. Pero me acobardó el silencio bajo el agua. A mi me gusta que me contesten cuando hablo.

Y ahí me fuí - de un día para el otro - con una valija de 18 kilos a la ida, con la mochila vacía adentro y 24 kilos a la vuelta con la mochila al hombro rellena con unos 8 kilos más.

Me fuí al sur. A mi bendito sur, a la Patagonia que me vió crecer, a las retamas chispeantes, a los caminos de tierra y ripio, a dormir la siesta acomodando el upite sobre la piedras calientes de las playas de canto rodado, a comer chocolates artesanales, a disfrutar cafecitos con una barrita de algo dulce, a pasear por los bosques llenos de gnomos, a subir montañas, a sufrir el vértigo de los precipicios, a ver los arrayanes en flor, a disfrutar de los mil colores del agua pura de los lagos, a pensar que llegar a la cima del Cerro López en chancletas es como tocar el cielo con la punta del sombrero. A Bariloche y a Neuquén.

Caminando con los danettes en la mochila por el sendero lindero al Lago Gutiérrez rumbo a la Cascada de los Duendes me trepé en patas al Árbol de Moebius (le pusimos así ... no se si tiene nombre) loca de alegría como la nena grande que tengo en el alma demanda. Me tiré a tomar sol frente a Puerto Pañuelo y contemplar el magnífico Llao Llao; metí las patas en el agua de cuanto arroyo de deshielo se me cruzara, corrí a refugiarme en la confitería del hotel de Bahía López porque el viento me hacía caminar encorvada y descubrí - con un brillo en los ojos que rozó lo libidinoso - una mesa con tortas que disfruté golosamente con un aromático té de frutos rojos.

Moqueé en la Capilla de San Eduardo en cuyo altar se lucen frescos de Soldi. Me sigo emocionando con la simpleza de la Fé. Caminé entre las naves de la Catedral de Bariloche admirando los magníficos vitraux que dejan filtrar los mil colores de los que se compone la esperanza.

Me reí. Mucho. Me disfracé de Pochaontas de la Tercera Edad improvisando un peinado decente antiviento con mis trencitas. Tomé por asalto el día de una amigota, la rapté hasta las 4 de la mañana frente a una cerveza y una cena con mil confesiones, compartí charlas de vino tinto y risas en el deck cagada de frío pero con el alma calentita, amasé fideos, disfruté de los pic-nics enfriando los alfajores derretidos en el lago marcándolos con un palito para que no se los llevaran las olitas, me llené los ojos de atardeceres tardíos - 10 de la noche - en Playa Bonita, me subí a un catamarán evitando pensar en los más de 500 metros de profundidad del Nahuel Huapi bajo mis pies, vi crecer el perejil silvestre en medio de la cordillera, me confundí una planta hermosa con la cannabis y la guía me miró con picardía (a mi edad parece que no te dicen que NO... sólo se te cagan de risa), me quise hacer la Mirta Legrand y casi me caigo de culo cuando me enteré de los precios del spa más top de la zona. Me metí en el Farmacity mas cercano y me compré una piedra pómez divina.

Me subí 88 escalones para llegar a la parada del bondi, los que me parecieron moco de pavo comparados con los 850 la senda a la Cascada de los Cántaros; me sentí cerquita del cielo y una mierdita de cosa cuando vi la grandeza del Cerro Tronador. Dios me regaló un día de sol en la el Lago Frías en plena Selva Valdiviana de Puerto Blest, donde llueven 300 de los 365 días del año. Lugar mágico donde crecen frambuesas amarillas hiperdulces que todos pensaron que estaban inmaduras y con cara de yo-no-fui me dediqué a juntar y meter en el sombrero feliz de la vida para luego comerlas a escondidas en el viaje de vuelta.

Descubrí que el atardecer en la Laguna El Trébol puede ser mágico si se tiene un rico mate en la mochila, silencio en los labios y mucho que decir en la mirada.

Hoy me descubro sonriendo y pensando en el Gordo (le dicen Rubio o Ruso, pero para mi es el Gordo) que me recibía en el hostel listo para jugar a los mordiscones y empujones. Me mordía yo se lo devolvía, un día me atoré mal con los pelos (los de él). Al gordo lo extraño. Mucho. Es mi amigo nuevo. Un domingo me tiré a dormir la siesta post asadazo reglamentaria en el trébol y al solcito tibio. Se me vino quedito al lado. Me puso el hocico húmedo en el cogote, me pasó la pata por el brazo simulando un abrazo y así nos quedamos un ratazo. Después me enteré de que le afanó un bife de la parrilla a unos turistas y se lo manducó de un sólo bocado; cuando me fui le dieron la pelota que yo le quería regalar y no me dejaron porque dijeron que iba a hacer quilombo. Pero se la masticó íntegra y ahora sigue jugando con piñas.


¿Ud viene? Somos dos.

Decidí poner a prueba mis pantorrilas y pulmones y quise subir al refugio del Cerro López. A las 9 AM estabamos rumbo a Colonia Suiza buscando la picada - así se llama el sendero ascendente - más desesperadamente que Madonna a Susan. Me enculé feo en el medio de la nada porque yo quería ir por un camino y mi compañero por otro. Digamos que para ser las 11 de la mañana nos encontrábamos en un lugar bastante poco transitado.
Con ademanes bien italianos grité:

- AHHH NO!! Así no!! yo me subo a un auto y ME VOY!
- Gabriela, dónde va? Venga quiere? No hay nadie
.

Cuando me di vuelta JUSTO venia el único auto en 8 km a la redonda. Lo pare como a un taxi y me subí esbozando una risa grandota producto del capricho satisfecho

En el camino encontramos un árbol de cerezas salvajes y cuando estabamos en plena cosecha pasó otro auto que nos dejó en la base del cerro. ¡Arranqué con unas ganas! Hasta que me di cuenta de que lo que yo pensaba que eran árboles en realidad eran las copas de los que venían desde abajo por el precipicio al que yo no me pude ni asomar. Sólo atiné a meterme lo más atrás que pude bajo una piedra grandota - como pidiéndole asilo político - y cuando me sugirieron cruzarlo mirando para el otro lado por el caminito finiiiiiiiiiito entre pucheros, llena de mocos, culpa y frustración sólo pude balbucear ¡Ni en pedo! !El culo al precipicio no se lo doy... me desbalanceo seguro y PUM para abajo! !Quiero bajar YA! ¿Por qué carajos no me fui al spa de 3 palos verdes? !Para sufrir tengo la vida! !El único López que me cae bien es el Cabernet Sauvignon! ¡¡YO ME QUEDO ACA!!

Recuperé el color de mis soleadas mejillas cuando llegué al Arroyo López y sentí nuevamente el agua fresca bajo mis pies. Bajamos por ahí jugando entre las piedras con una sola condición: no valía pisar Zona Seca. Cuando llegamos abajo nos dimos cuenta de que fue lo más divertido de todo el día y casi que volvemos a subir sólo para poder volver a jugar en el agua helada.

Ya siguiendo para otros rumbos me encontré con familia. La mesa larga, los chicos y los grandes hablando todos juntos, conocí a la hija nueva de una de mis primas, compartí charlas a corazón abierto con mis tías, otra prima me recibió con la flamante noticia tomada ese día de que ¡SE CASA! Compartimos diseños de vestidos de novia, ramos, tocados y peinados. Ilusión pura que le dicen las abuelas.

Me encontré con un amigazo al que adoro profundamente; me hizo comer keppy crudo y platos varios en un restó árabe compartiendo sobre todo la charla distendida y un buen vino. Te vi bien. Me vine contenta. Te quiero desde el alma Rodrigo. Me tenés que contar que es ese anillo.

Casi pierdo el avión de vuelta por quedarme disfrutando hasta un poquito más de lo debido de la Ruta del Vino y de las bodegas neuquinas de El Chañar. Me hice una panzada de ensaladas calientes, trucha, un postre denominado Sopa de Lavada que es un ricor y libé vinos rosados y champagnes.


Buenos Aires me recibió con un eclipse total de una luna gorda como un queso. Seguramente en Playa Bonita se vió reflejado en el lago.